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Orlando “Motorcito” Guzmán, segundo de los hincados, junto al equipo que logró el ascenso en 1968

Orlando “Motorcito” Guzmán, segundo de los hincados, junto al equipo que logró el ascenso en 1968

Es parte de la historia del Deportivo Municipal. Hoy no vive en el Perú, y eso acrecienta su amor por la Academia. Orlando “Motorcito” Guzmán, genial ex mediocampista del equipo que logró el ascenso en 1968, y que participó en la Recopa de Ecuador, expresa su tristeza por el momento actual de la Academia y asevera: “Municipal no merece esto”.

La semana que pasó “Motorcito” se pronunció sobre el actual momento del “Muni”, fue entrevistado por Pasión Edil, desde su casa en Canadá, y el genial ex volante recordó sobre su paso por la Franja Roja y como, por el cariño de la gente, se convirtió en un hincha más.

“He visto las lágrimas de los barristas, de gente de mi época, y mayores sufriendo en las tribunas, ese es el hincha, el que está en las buenas y en las malas”, señala, al resaltar la perseverancia en el amor del seguidor de la Academia.

Guzmán señala que el reciente ascenso del Sport Boys a la profesional le hizo recordar la hazaña de 1968, donde el Muni volvió al fútbol rentado, con un acompañamiento masivo de la hinchada.

“Tengo nostalgia y tristeza por mi equipo, un cuadro de tanta tradición e hinchas, y estos dan y daban la vida por la institución”, anota

Sin embargo, sabe que existen personas que ayudarán a sacar adelante a la institución.

En nuestra época, rememora, había señores y señoras que se acercaban al camerín con esas viejas bolsas de papel, y con lágrimas en los ojos nos la entregaban llenas de dinero, y solo nos pedían que dejemos el alma en la cancha.

En esa época no faltan los pagos, siempre cumplían (los dirigentes), lo otro nacía de los hinchas, para incentivarnos, y eso es inolvidable, enfatizó.

Recordó asimismo la vinculación cercana del equipo y la barra y una vez que el equipo jugó en Bolivia. Tito Livoni, un ex jefe de Barra de los años 70, con un grupo de la banda, viajó hacia allá a ver a la Academia, y en el hotel no recibió el apoyo de la dirigencia.

Es seguro que llegaron con las justas solo para alentar al equipo, pero ahí estuvo “Motorcito”, quien sin importar una posible sanción, hizo entrar a los miembros de la barra a su habitación, donde pernoctaron.

“En todas las épocas, hay directivos que dejan mucho que desear”, añadió.

“Le deseo al equipo y a esa hincha especial, la mejor de las suertes”, agregó este símbolo viviente de la AKD.

LOS LOCOS DE SIEMPRE

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