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Mario Vargas Llosa. Foto: Cortesía Agencia Andina

En realidad no nos parecía novedad que el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, reconociera su hinchaje por nuestro eterno antagonista, y menos aun que cada vez que recordaba que jugó por su equipo, lo hiciera mencionando que lo hizo –de calichín- en un “Clásico Moderno”, es decir, contra el Deportivo Municipal.

Lo escuchamos esta semana, un día después de recibir el reconocimiento de su club, y ciertamente debemos expresarle el mismo respeto con el que emocionado mencionó el nombre glorioso del Deportivo Municipal, al grande que enfrentó, y que incluso motivó que olvidara si tocó la pelota en ese partido.

Particularmente, y sin ser irrespetuosos, nosotros creemos que no la tocó, pues el mismo reconoce las razones y además los virtuosos siempre han vestido las sedas ediles.

Ya lo había hecho años atrás en el libro El Pez en el Agua. “Nunca fui un buen futbolista, pero mi entusiasmo compensaba mi falta de destreza y uno de los días más felices de mi vida fue aquel domingo en que Toto Terry, de los grandes de nuestro barrio, me llevó al Estadio Nacional y me hizo jugar con los calichines del Universitario de Deportes contra los del Deportivo Municipal”.

Lo hecho por Vargas Llosa muestra nuestra grandeza. Hoy, como en el libro La Divina Comedia de Dante Alighieri, con el Muni hemos llegado a los infiernos, pero debemos iniciar nuestro camino de retorno.

Gracias Municipal por tu grandeza…

www.loslocosdesiempre.com

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