Vides Mosquera, Caricho Guzmán y Tito Drago

Vides Mosquera, Caricho Guzmán y Tito Drago

Culminando con la Semana Edil, la de nuestro 74° Aniversario, les presentamos un viejo relato de la desaparecida revista “Informe” de los años 70, que dedicó una crónica a los “Tres Gatitos” y el partido que “Muni” goleó al Botafogo de Brasil por 5-0.

De esto fue una soleada tarde mayo de 1946. El ojiverde número 9 (Roberto “Tito” Drago) puso la pelota en movimiento para el menudo y ojón número 10 (Carlos “Caricho” Guzmán) que de inmediato la cedió al pequeño y cetrino número 8 (Máximo “Vides” Mosquera).

Entre los tres se fueron llevando la redonda ante la infructuosa desesperación de los brasileños de Botafogo. Jamás pisó el suelo el balón hasta que llegó a la red, en triunfal satisfacción de gol.

Había sido uno de los más maravillosos goles que convirtió ese endiablado trío apodado “Los Tres Gatitos”, conformado por Roberto Drago (9), Máximo Mosquera (8) y Carlos Guzmán (9).

Eran pequeños, escurridizos, inatrapables, de allí el apelativo que les pusieron, nacido de las tribunas e inmortalizado en el juego elegante, hábil y eficaz.

Fueron más conocidos por Tito, Vides y Caricho en el lenguaje permaneció por espacio de trece años.

Tito estima que el mejor partido jugado por el Trío de los Gatitos fue aquel en que le ganaron a Botafogo 5-0. También guarda en sus recuerdos en especial lugar, aquel match contra River Plate de Buenos Aires, efectuado en Santiago de Chile. Fue tanta la maestría que pusieron aquella vez, que el fútbol chileno contrató a Caricho (1949).

Aquella tarde contra Botafogo que venía paseando su fama de equipo goleador e imbatible, el Trío hizo la más maravillosa de todas sus preciosas y endiabladas demostraciones. Ganaron 5 a 0 y el score se lo repartieron Caricho (tres) y Tito (dos).

Tito dice: “Nuestro principal triunfo residió en la continua desmarcación. Jamás los rivales nos encontraban juntos, atropellándonos o quitándonos el balón”.

“Siempre jugábamos separados y nos ubicábamos en el campo explotando hasta el más recóndito centímetro”, dijo.

“Parecía que habíamos nacido para llegar a jugar juntos. Casi no entrenábamos y después de los partidos, nos reuníamos una vez a la semana para shotear al arco… no era como ahora que hay preparador físico, entrenador, médico, etc.”

“Quizá con este terceto ratificamos la calidad académica de nuestro conjunto. Jugábamos al toque, despacio, sin esforzarnos demasiado. Vides era el más endiablado porque era el mejor dominador. El más amargo fue Caricho”, agregó.

Nota de redacción: Esta es parte de nuestra gloriosa historia, que muchos quisieran tenerla, y otros tantos por esa carestía ruegan por nuestra desaparición, pero es algo que jamás lograrán ni con todo el dinero que se pueda ganar vendiendo una cerveza o por no pagar la renta básica.

LOS LOCOS DE SIEMPRE

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